jueves, junio 09, 2005

Sesión de firmas en la Fnac.

Os pongo en antecedentes, hoy comienza el Salò, i se había anunciado que paralelamente en la Fnac l’illa de Barcelona habría autores firmando, (König, Jason, Isusi, Fito...). Yo iba a estar en la universidad, relativamente cerca, así que había planeado acabar LA práctica e ir allí.

No he acabado LA práctica, cuando todo parecía ir bien, la cosa ha comenzado a hundirse. Decepción, quedar otro día para acabarla (el sábado por la mañana), dolor de cabeza y cansancio tras demasiadas horas delante de un ordenador. Con todo esto encima y los finales a la vista decido ir a la Fnac.

Pierdo el tranvía, pienso que a pie no se tarda mucho. Error. Hacía bastante que no iba a pie a ningún lado. Más de veinte minutos de caminata y un principio de deshidratación no me impiden llegar. El malestar que llevaba cuando he salido de la uni se ha incrementado por el camino, suerte que consigo evitar unos promotores de la Cruz Roja. Cuando llego a las puertas de la Fnac, me encuentro tan mal que dudo de haber ido a la Fnac correcta (hay 3 en Barcelona) y pregunto.
-Sí, sí, al fondo a la izquierda, en la sección de libros – me responden muy amablemente.

Llego por fin a la sesión de firmas. Seguramente en alta mar hay más gente. Me encuentro a los 8 o 10 autores que había sentados tras unas mesas y unas cartulinas con su nombre, un vejete hablando por el móvil y una chica (bastante guapa) enfrascada en la lectura de unas (al parecer apasionantes) fotocopias. Alguno de los autores incluso lleva puesta la infame pulsera que les acredita como autores en el Salò. Evidentemente no hay ningún aficionado, y el autor que no mira el techo y se aburre pues habla otro autor.

Me acerco a König, del cual llevo El Hombre deseado para que me lo firme. Me acerco y sonrió. Él sonríe. No se alemán y el al parecer desconoce tanto el castellano como el catalán. Silencio...
-¿INTERPRETE?

Un instante después de que me de cuenta de que quizás lo he dicho demasiado alto ( y que llevo un mal día, que nadie tiene la culpa) la chica levanta la vista de sus papeles. Me mira. Piensa que soy un borde y no obstante decide hacer su trabajo. Me pregunta el nombre y habla con König. Le apunta mi nombre en un trozo de papel.
-Jordi [incomprensible idioma extranjero] Jorch [incomprensible]- es todo lo que dice
König me mira, balbuceo en ingles:
-My dotch is very bad

Tras darme cuenta de la gilipollez que acabo de decir decido callar, el hace un dibujo en el cómic, me dice un par de Ok’s, algo más y me lo devuelve. Nos damos la mano y el Plis to mitllu de rigor.

Me alejo un poco. Miro otra vez la estancia. Sigue in haber ni dios. Es más, uno de los autores por los que iba (Isusi) tiene silla y cartulina con su nombre, pero no aparece. Resulta que el autor más cercano que hable un idioma comprensible para mí es Alex Fito así que me dirijo a él:
-Parece que no viene mucha gente -otro gran comentario mío
-Pues no, pero es la primera vez que se hace esto con el Salò en marcha...

Hablamos del Salò, del cambio de fechas, etc. Le pido un dibujo, no obstante NO me voy a comprar un cómic suyo, mi economía está demasiado mal. Es más, NUNCA me he comprado nada suyo. Me dice que encantado.
Busco un folio en mi flamante carpeta de la UPC. Lo más parecido que encuentro son hojas con código de LA práctica y currículums míos. Vuelvo a buscar. Nada. El tiempo de búsqueda ya hace rato que ha excedido lo cortés, y parece que no quiera comprar un cómic suyo a ningún precio. Así pues, decido comprarlo. Me firma y dedica el cómic encantado. Hablamos un rato más y me despido.

Saliendo ya no puedo evitar esta vez a los de la Cruz Roja. No tengo ganas ni ánimos de discutir, además el (educadísimo) chico que me para es mil veces mejor persona que yo y no se merece que un pedazo de mierda como yo le diga cualquier borderia. Me explica las iniciativas de la entidad. Pienso que eso debería hacerlo el estado y que debería haber una revolución para solucionar todos los problemas contra los que combaten. Ahora viene cuando el chico me quiere sacar dinero.
-Pero el estado, que se debería ocupar de todas estas cosas no lo hace
Me ha leído el pensamiento. No sólo es buena persona, sino que además es listo. Quizás demasiado enérgicamente respondo que sí, porque me ha sorprendido. A continuación me pide que done 3 euros al mes y le respondo que soy estudiante (mientras le muestro la carpeta) y no tengo dinero. Tras esta mentira tan grande, pues sino tengo dinero para ayudar a mi pueblo, como puede ser que lo tenga para tebeos me disculpo por haberle hecho perder el tiempo. Me dice que no pasa nada, que muchos no se quieren ni parar.

Odio ser como soy. Tras otra buena caminata llego al metro y vuelvo para casa. Escribo esto en el blog. ¡Que alguien me dé una aspirina!