jueves, diciembre 01, 2005

Los renglones torcidos del cómic

Este es el típico post que no viene a cuento de casi nada. Pero vaya, algo que no sea copiado tendré que postear... así que os cuento esto:

Estaba leyendo un libro de Torcuato Luca de Tena (vaya nombrecito), Los renglones torcidos de Dios, y hay un momento del libro (página 381 en la edición de bolsillo) en el que dos mujeres hablan de la posibilidad de escribir una carta a un personaje huido al que se le había calificado con anterioridad de:

-falta de escrúpulos y abisal amoralidad
-bandido
-gángster
-pobre diablo miserable
-insondable mediocridad
-mezquina persona
-Si algún dia voy de safari será para cazar leones y no ratas como tú

entre otras cosas, acabando con un:
-Si alguna tentación me queda de ocuparme de él es la de escribirle una carta con lo que acabo de expresar.

Joder, crítica dura, dura. Que caña le ha caido al personaje, pero falta la puntilla, como no:
-Sólo por entregarle personalmente esa carta me gustaría localizarle.
-Tampoco vale la pena. ¡No entiende otra literatura que la de los tebeos!

¡Coñe! Que sea un bandido, un gángster, mezquino, mediocre, miserable, amoral y una rata falta de escrúpulos pase, pero que su intelecto sea tal que sólo llegue a entender los tebeos, eso ya es mucho tomate. El diálogo no puede terminar así, ¡te has pasao tres pueblos!, la otra te responderá y saldrá en defensa de él. !Que sólo entienda tebeos! Por Dios, no hay gente sana que lea tebeos (y aquí el sana es importante, ya que la novela está ambientada en un manicomio).

Y efectivamente, así es:
-No se deje cegar usted por su despecho

¡Que grande Torcuato!, ¡que grande!

Por cierto, al final he acabado copiando cosas para este post también...