domingo, mayo 28, 2006

Dejar de comprar cómics es fácil

Y mucho. Les explico mi método: no comprar más cómics. Como medida de apoyo puede optar también por no entrar en establecimientos en los que se vendan. Hace unos pocos meses hice el recuento del dinero que había gastado el 2005 en cómics. La cifra era totalmente desorbitada para alguien con contrato de becario y que vive bajo el techo de papá. No saqué ninguna conclusión, bueno sí, una: Seguramente en el 2006 la sangría será mayor. Me equivocaba, la sangría será muy inferior, ya que llevo meses (si, si, en plural) sin comprar ningún cómic ni pisar las llamadas librerías especializadas. No ha sido una decisión meditada, es más, no es una decisión, sencillamente es así.

¿Ha muerto la bestia devoradora de cómics que hay en mi? No lo creo, no obstante desde que no tengo Internet (y también van meses en plural) y estoy en el curro nuevo algo está cambiando. Por una parte, tengo muy poco tiempo para ir a comprar cómics, por la otra una amiga que trabajaba en Norma lo ha dejado (sí, eso me motivaba a ir a comprar), pero hay más partes, desde que no tengo Internet en casa estoy casi totalmente desinformado y además últimamente tengo la cabeza en otros sitios (lejanos).

Se acerca el Salò, y aún no tengo claro cómo me lo tomaré: ¿cómo todos los años? ¿Ir únicamente a la quedada bloggera? ¿No voy? Hoy por hoy las tres posibilidades tienen fuerza, aunque me decanto por ir a la quedada y poco más. Los exámenes, el Salò y el torneo con Handicap de la GoFME coinciden. Vaya putada.